Es preciso entender y creer en el vínculo existente entre la creatividad existente en una ciudad y su progreso. La creatividad es la habilidad de crear nuevas formas con significado, una característica innata del ser humano para hacer cosas productivas, en el ámbito científico, tecnológico, artístico, de música o de literatura, o incluso una actividad cotidiana.
La verdadera llave para entender la sociedad moderna es que todos los seres humanos somos creativos por naturaleza, y que esa creatividad es el motor del desarrollo. El gran reto de nuestra ciudad es la oportunidad de establecer un vínculo entre el desarrollo del potencial en cada persona y el desarrollo económico de la misma. Hay que fomentar la creatividad con apertura, con libertad, con tolerancia, esa es la clave de los grandes avances en el desarrollo económico: No es casualidad que Suecia sea el país que encabeza el índice global de creatividad y que San Francisco, donde se fraguó el mayo del 68 americano, 30 años más tarde fuera la cuna de la revolución de los puntocom. Una Sociedad Abierta (Popper) atrae a la gente con mayor potencial creativo, y las compañías van detrás. Y, por supuesto, la creatividad no debería entender de géneros ni de razas. Debería estar protegida como un bien común, a la altura de la libertad y la seguridad.
Mi equipo y yo creemos que las instituciones públicas de Zaragoza deben contribuir a que sus ciudadanos encuentren los elementos necesarios que exige la creatividad. Sin creatividad no hay progreso y aquella necesita el clima adecuado para germinar. ¿Qué políticas de regeneración del Casco Antiguo son necesarias, qué implementaciones deberían operar para el resto de la ciudad? ¿Y su área metropolitana?