En Face Book he hablado de la gran recreación en pintura al óleo de la escena de la presentación a la corte de la campana hecha por el rey Ramiro II el Monje, en los finales de la década de 1130. No es malo ampliar el asunto de la Campana de Huesca aportando algunas referencias interesantes como por ejemplo que hay una bonita novela publicada en torno a 1852 y que está escrita por el joven Antonio Cánovas del Castillo, con el título La campana de Huesca: (crónica del siglo XII), en la que cuenta todo este asunto tan curioso que desde luego responde a un fondo de verdad. La importancia literaria del tema es tan grande que ha llegado hasta notables autores, tema que estudió y muy bien Francisca Soria Andreu, en su , «Estudio preliminar» a la edición de: Lope de Vega, La campana de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 2001, libro que os recomiendo también. Y por supuesto si queréis saber lo que pasó y cómo pasó pues hay que acudir a la Crónica de San Juan de la Peña, comentada y anotada por la recordada profesora Carmen Orcástegui y considerada como la primera gran historia de nuestro reino aragonés. Y por si estáis vagos os pongo la transcripción del relato para abrir boca.
Et aquesti don Remiro fue muyt buen rey et muyt francho a los fidalgos, de manera que muytos de los lugares del regno dio a nobles et cavalleros; et por esto no lo precioron res, et fazían guerras entre si mismos en el regno et matavan et robavan las gentes del regno… Et por dar remedio al su regno embió un mensagero al su monasterio de Sant Ponz de Tomeras con letras al su maestro, clamado Forçado, …maestro muyt bueno et grant et savio, en las quales letras recontava el estamiento del su regno et mala vida que passava con los mayores del su regno, rogándole que le consellasse lo que faría; el maestro … clamó el mensagero al huerto en el qual havía muytas coles et sacó un gavinet [sic] que tenía et, teniendo la letra en la mano et leyendo, talló todas las colles mayores que yeran en el huerto et fincoron las solas chicas, et dixole al mesagero: «Vete al mi sennor el rey et dile lo que has visto, que no te do otra respuesta». El qual mesagero con desplazer que respuesta non le havía dada, vinose al rey et recontole que respuesta ninguna non le havía querido fazer, de la qual cosa el rey fue muit despagado, pero quando contó la manera que havía visto, pensó en si mesmo quel huerto podía seer el su regno, las colles yeran las gentes del su regno, et dixo: «Por fer buenas colles, carne y a menester». Et luego de continent envió letras por el regno a nobles, cavalleros et lugares que fuessen a cortes a Huesca, metiendo fama que una campana quería fazer en Huesca que de todo su regno se oyesse, que maestros havía en Francia que la farían; et aquesto oyeron los nobles et cavalleros dixeron: «Vayamos a veer aquella locura que nuestro rey quiere fazer», como aquellos que lo
preciavan poco. Et quando fueron en Huesca, … venían los richos hombres, mandavalos clamar uno a uno a consello et como entravan, assí los mandava descabeçar en su cambra; pero clamava aquellos que le yeran culpables, de guisa que XIII richos hombres et otros cavalleros escabeçó ante que comies, et avría todos los otros cavalleros assí mesmo descabezados sinon por qual manera que fue que lo sintieron que yeran de fuera et fuyeron; de los quales muertos ende havía los V que yeran del linage de Luna, Lop Ferrench, Rui Ximenez, Pero Martinez, Ferrando et Gomez de Luna, Ferriz de Liçana, Pero Vergua, Gil d’Atrosillo, Pero Cornel, García de Bidaure, García de Penya et Remón de Fozes, Pero de Luesia, Miguel Azlor et Sancho Fontova cavalleros. Et aquellos muertos, no podieron los otros haver que yeran foydos, sosegó su regno en paz.
En Facebook decía también que el óleo, que representa el momento en el que el rey Ramiro II el Monje, quinto rey de Aragón en el siglo XII está enseñando a la corte la campana hecha con las cabezas de los nobles y gobernantes rebeldes a la Corona. Y también que está en el Ayuntamiento de Huesca, que lo pintó José Casado del Alisal en diciembre de 1874, presentándose al público en 1880. En él aparecen sólo 13 cabezas cortadas, 12 en círculo en el suelo y una decimotercera colgada de badajo con una cuerda, precisamente cargaban las tintas los literatos -sin base histórica- adjudicando ésta al obispo de Huesca.