Una de las cosas que siempre me ha parecido inaceptable es el dispendio económico que provocan las improvisaciones, las prisas y la falta de sentido común. Una cuestión que adquiere mayor gravedad cuando se carga ese dispendio –llamémosle “tirar el dinero”– sobre los demás, en este caso sobre el bolsillo de los ciudadanos. Y este es el caso de lo que ocurre en el antiguo Club Náutico, tema sobre el que tantas veces he hablado y del que tantas veces he denunciado las irregularidades producidas allí, como testimoniarán para el futuro las páginas de la prensa local.
Hoy, aunque no le guste a algunos que quieren echar tierra en este asunto, siguen vigentes todas las incógnitas que salpican las obras en este espacio, volvemos a ver cómo continúa el Ayuntamiento de Zaragoza tirando el dinero, y asistimos al arreglo de lo que se hizo mal, echando parches a la chapuza de una actuación incorrecta, alegando que había que llegar a tiempo para la Expo. Pero, no llegamos a tiempo o no llegaron los miembros del gobierno municipal de Belloch encaprichados con esta actuación del Náutico que cuesta casi diez millones de euros y de la que no han explicado casi nada.
No llegaron a tiempo pero, a juzgar por lo que explican los papeles, algunos han salido bien parados y desde luego excepcionalmente bien tratados. No así la ciudad, la gran perdedora de este asunto, que espera que el futuro –y a ese incluso no lo pueden parar cuatro por mucho que se reúnan en el despacho de algún alto cargo- aclare lo que ha pasado. La Historia siempre acaba haciendo justicia a los que traicionan la confianza de los ciudadanos y a los que comprometen su silencio. Es cuestión de tiempo. Mientras tanto paseen por la zona y vean ustedes mismos cómo se malgasta su dinero, bueno el dinero que les han quitado para beneficio de no se quién.